Se dice que hace muchos años en una hacienda una mujer de nombre Juana, se dedicaba a cuidar los niños ricos de los hacendados.
Esta mujer era muy hermosa, siempre estaba vestida de rojo y siempre traía unos tacones puestos, esta Juana siempre se portaba como la mejor niñera delante de los padres era una persona bondadosa con un afecto a estos niños. Los dueños de haciendas por lo general siempre estaban fuera de sus casas trabajando en el campo, sus mujeres encargadas de otro tipo de tareas , Juana aprovechaba los ratos donde no había nadie para castigar a estos niños y amenazarlos de que si decían algo iba ir por ellos todas las noches y los iba a maltratar.

Los pequeños tenían que aguantar maltratos, regaños, groserías y por lo general estaban bastante traumados, un buen día esta mujer fue cerca de un río pero para su mala fortuna y mal karma término resbalándose y cayendo dentro del río con nulos conocimientos para nadar termino ahogándose. Para fortuna de los niños de estas haciendas en vez de una mala noticia todos parecían contentos, los padres muy sorprendidos, un buen día 01 de Noviembre, estos pequeños se fueron cerca del río para aventar piedras, los niños desde un puente se estaban divirtiendo hasta que uno de ellos vio a Juana con aspecto demoníaco afuera del río, este se asusto tanto que se lo tuvieron que llevar cargando hasta su casa.
Poco tiempo después una serie de situaciones paranormales comenzaron a suceder en la hacienda donde Vivían estos niños, los padres no veían nada raro, un buen día dejaron a alguien a cargo de estos pequeños, los padres habían salido, pero cercas de las 12:00 am ya que los niños estaban acostados, el cuidador que estaba afuera de la habitación escucho el ruido de unos tacones subiendo las escaleras, conforme iba subiendo se escuchaba cada vez más fuerte, el cuidador un hombre de 45 años no dudo en ver de quien se trataba, cuando llega a las escaleras vio una mujer parada con cara esquelética y un vestido rojo gritando “vengo por los niños”, este hombre empezó a rezar y gritaba que se fuera de la casa, mientras que esa mujer seguía riéndose y gritando “ vengo por los niños”, cuando por fin termino de rezar el fantasma de Juana tacones había desaparecido, este agarro los niños y salió de la casa, poco tiempo después le contó los sucedido a los hacendados, llevaron un sacerdote para bendecir la casa.